El consentimiento sexual es uno de los aspectos más controvertidos de toda relación, ¿estamos exentos de necesitar consentimiento si nos h...

0 Comments

El consentimiento sexual es uno de los aspectos más controvertidos de toda relación, ¿estamos exentos de necesitar consentimiento si nos hallamos en una relación estable? ¿El dormir junto a nuestra pareja nos da libre acceso a ella en todo momento? Vamos a tratar esto.

Sueños MUY dulces. 


            El consentimiento es un tema delicado. Hay quien piensa que si una persona (hombre o mujer) llega a la cama con nosotros, ya no puede echarse atrás, es de mal gusto que lo haga, “si no vas a comerte la comida, no pongas a funcionar el microondas…”. Hay quien piensa que, en una pareja estable, el consentimiento ya es implícito y que cuando una persona tiene el hábito de dormir con nosotros, nos permite todo lo que queramos. Nada de esto es verdad.

            Sé que da mucha rabia estar en la cama, en el “terreno de juego” con otra persona y que esta se arrepienta en el último momento, se acuerde de golpe de que a su madre no le gustaría eso si llegara a enterarse o nos diga que aún no se ha recuperado de la separación, o cualquier otro motivo, pero independientemente de la razón -o pretexto- que use, si se echa atrás, su decisión tiene que ser respetada. Por mucho que nos fastidie, pero hay que hacerlo y, por supuesto, no sólo no se debe forzar a nadie, tampoco se le debe insultar ni atacar de ninguna manera (“eres una tal… eres un cual…”; la cama ha de ser un espacio libre de negatividad, y desde luego, si atacamos a una persona es muy poco probable que tengamos ninguna oportunidad más con ella, por no hablar de que le haremos sentir muy mal por algo que, probablemente, no puede evitar).

            Dentro de una pareja sucede lo mismo, sean del sexo que sean. Sé que algunos diréis “pero yo a veces digo que no por cansancio o tristeza, pero mi pareja sigue y a mí no me molesta, para eso vivimos juntos, para animarnos el uno al otro”. La clave está en el “no me molesta” o “me gusta que lo hagan”. Creo que a todos nos gusta sentirnos seducidos, que nos rueguen un poquito, que nos hagan saber cuántas ganas tienen nuestras parejas de unirse a nosotros. Es algo que halaga nuestra vanidad, es algo lógico y aún saludable. Lo que no lo es, es hacer las cosas por obligación o chantaje emocional, a disgusto, sin participar y sin ningún tipo de placer en ello, sino sólo deseando que el otro acabe cuanto antes, y sabiendo que a nuestra pareja le importa un comino que gocemos o no, sólo pretende saciarse y sólo hemos accedido para evitar una discusión. El sexo es cosa de dos; si simplemente somos el aliviadero -con perdón- de nuestra pareja y a ésta eso le trae sin cuidado, algo no está marchando bien allí.

            Y aquí llegamos a nuestro punto fuerte de hoy, la sexsomnia, o sexo durante el sueño. Durante el proceso de descanso nocturno, nuestro cerebro desactiva ciertas funciones, como la motricidad o -esta es la que nos interesa- las inhibiciones. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que una persona dormida no va a sentir preocupación por el qué dirán, ni temor a quedarse en estado, o a eyacular demasiado pronto. Para ese cerebro dormido sólo existe el placer. Si el cuerpo recibe estimulación erótica, el gozo será lo único que ocupe los pensamientos y le permitirá disfrutar de ellas con mayor intensidad y llegar al orgasmo más rápido de lo normal.

            Visto así, la sexsomnia sólo tiene “pros”, ¿dónde está el “contra”? Está en que el durmiente, por motivos obvios, no puede consentir. Y, si es tan agradable, ¿quién no querría experimentarlo? Muchas personas. Yo reconozco que es una práctica que me encanta y que pocos despertares hay más agradables que alguien haciéndote caricias íntimas mientras te meces suavemente entre el sueño y la consciencia, pero muchas personas lo consideran una violación, y no les gusta en absoluto que alguien, aunque se trate de su pareja formal, use su cuerpo durante el sueño. Y eso es algo que hay que respetar. Siempre.

            ¿Cómo hemos de proceder entonces? Lo más aconsejable es preguntar antes, hablarlo. Como siempre digo, “comunicación”, eso es lo más importante. Tanto si estamos con un compañero de juegos ocasional como si es nuestra pareja, igual que hablamos de qué tipo de ropa interior nos pondremos para nuestro encuentro, podemos decir -o preguntar- a nuestro compañero si nos gusta o si no soportamos que nos toquen dormidos. Y si nos dicen que no, podemos hablarlo, preguntar, sugerir… pero nunca, nunca, ponernos pesados con insistir; el sexo tiene mil y un juegos y variantes, el que una en particular no sea del agrado de nuestra pareja no es ningún drama.


            Y a vosotros, ¿os gusta u os excita la sexsomnia? ¿Os la han hecho alguna vez? ¡Dejádmelo en comentarios!



You may also like

No hay comentarios: