¿Tragarlo o no tragarlo? Beber el semen es una fantasĂ­a sexual recurrente en muchos hombres. Mientras que a algunos les da igu...

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            ¿Tragarlo o no tragarlo? Beber el semen es una fantasĂ­a sexual recurrente en muchos hombres. Mientras que a algunos les da igual que lo traguemos, a otros les resulta muy erĂ³tico y para otros es simplemente el placer añadido de terminar sin que la saquemos de la boca. TambiĂ©n para esto hay tĂ©cnicas y trucos, y hoy vamos a descubrirlos.



Chupa, pero no muerdas.






                La felaciĂ³n o sexo oral, que consiste en estimular el pene con la boca, lengua y labios, siempre ha sido una prĂ¡ctica sexual controvertida. Durante muchos siglos, y a lo largo de diversas culturas, se tratĂ³ de una forma de satisfacciĂ³n poco menos que exĂ³tica, que sĂ³lo se llevaba a cabo entre las profesionales del sexo. Aunque gran parte de su mala fama se debe a que es lo que se llama «sexo improductivo» (que produce placer pero no embarazo y por lo tanto, en la moral judeocristiana se considera pecado de lujuria), otra buena parte del rechazo se debiĂ³ a la repulsiĂ³n que producĂ­a la mera idea de chupar y lamer un Ă³rgano sexual que tambiĂ©n servĂ­a para expulsar residuos en forma de orina, asĂ­ como el semen, que no es un residuo, pero cuya textura, viscosidad, olor y sabor nos indican que a la Naturaleza no se le ocurriĂ³ pensar que nadie fuese a bebĂ©rselo.

                Puesto que en los siglos pasados no era como ahora, y sĂ³lo las clases ociosas se dedicaban a explorar los placeres que el erotismo podĂ­a reservarles, la idea del sexo oral no estaba tan normalizada como hoy, y la mayor parte de la poblaciĂ³n ignoraba incluso su existencia. A principios del siglo XX comenzarĂ­a una paulatina liberalizaciĂ³n y un mayor conocimiento de los diversos tipos de juegos sexuales, a travĂ©s de un arte nuevo y nunca visto: el cine. Aunque las cintas X (o cintas azules, como se llamaban entonces) no estaban al alcance de cualquiera y eran un producto minoritario, fueron dejando ver a parte de la poblaciĂ³n lo que se habĂ­an estado perdiendo. No obstante, no fue hasta 1972 que este conocimiento -usando una expresiĂ³n moderna- se hizo viral. ¿Y quĂ© sucediĂ³ en aquel año de gracia? El estreno de una pelĂ­cula para adultos con un tĂ­tulo tan grĂ¡fico que su mera menciĂ³n hacĂ­a sonrojar a mĂ¡s de cuatro: Garganta profunda.

                Desde luego que el sexo oral se habĂ­a tratado ya en muchas cintas de ese gĂ©nero, pero siempre como un juego previo a la penetraciĂ³n y nunca como una prĂ¡ctica sexual completa por derecho propio. En la citada cinta en cambio, se pudo ver sin ambages toda la sesiĂ³n hasta la eyaculaciĂ³n. No pocas feministas protestaron amargamente por lo que entonces se considerĂ³ una vejaciĂ³n, y precisamente sus protestas hicieron que la cinta sonase mĂ¡s aĂºn y llegase a mĂ¡s pĂºblico. Lo cierto es que Garganta profunda abriĂ³ el camino de la normalizaciĂ³n del sexo oral, al punto que hoy dĂ­a ya lo consideramos una caricia casi imprescindible en nuestros preliminares. Y, ¿quĂ© sucede cuando no son preliminares, sino que llegamos al final? ¿QuĂ© hacemos con el semen en ese caso?


                ¿Debo tragarlo si mi pareja me lo pide?

                Si quieres tĂº tambiĂ©n, sĂ­. Y si no quieres, NO. Rotundamente no. En la mayor parte de las ocasiones, el semen es amargo y su sabor no es agradable. Existe mucha leyenda acerca de que si la dieta influye en el sabor, que si tomar mucha fruta y verdura hace que sepa mejor, y es posible que pueda restarle amargor, pero tengamos presente que nunca va a ser ambrosĂ­a. Ni siquiera va a tener un sabor agradable. En ocasiones puede causar incluso malestar estomacal o hacerte basquear (que da arcadas). Si es mi consejo particular lo que quieres, te dirĂ©: atrĂ©vete a tragarlo al menos una vez para que veas quĂ© sientes y si puedes soportarlo o no. A partir de ahĂ­, tĂº decides.


                Deseo tragarlo, pero me cuesta, ¿quĂ© puedo hacer?

                Si, por cumplir una fantasĂ­a o por cualquier otro motivo, quieres tragarlo y te es difĂ­cil, lo mejor es estar pendiente de las señales que te da tu compañero. Lo ideal es que te avisen cuando van a eyacular, pero eso no siempre es posible. Si ves que a tu compañero le tiemblan los muslos, es que lo estĂ¡s haciendo bien, y si ves que se pone tenso, es que le falta poco. Cuando llegue «el momento», lo mejor es que bajes hasta el fondo, lo mĂ¡s que puedas, y sorbas. Eso harĂ¡ que la descarga caiga casi toda en la garganta y no en tu lengua, de modo que sentirĂ¡s la textura, pero no el sabor. En cuanto Ă©l acabe, mueve enĂ©rgicamente la lengua para hacer saliva. AsĂ­ no solo pasarĂ¡s el sabor, tambiĂ©n le darĂ¡s un estupendo placer adicional. Bola extra: ten preparadas pastillas de Smint u otro tipo de caramelos y una botellita de agua, y Ăºsalos tan pronto puedas.


                No deseo tragarlo, pero quiero darle placer, ¿cĂ³mo lo consigo?

                Tragar el semen no produce ningĂºn tipo de gozo adicional, es sĂ³lo una fantasĂ­a, pero en sĂ­, no causa placer. Si deseas que Ă©l acabe en tu boca, pero no tragarlo, puedes hacerlo con facilidad, pero recuerda que al no tragarlo, el semen permanecerĂ¡ en tu boca y eso harĂ¡ inevitable que tengas ahĂ­ el sabor.
                Para evitar tragarlo, lo mejor es que tĂº estĂ©s sobre Ă©l y que en cuanto se produzca la eyaculaciĂ³n, separes ligeramente los labios para que escurra. Como antes, mueve la lengua y tu saliva lo arrastrarĂ¡. Recuerda: la gravedad es tu amiga.


                ¿QuĂ© es el beso blanco?

                Algo muy pegajoso. El beso blanco, «snowballing» o bola de nieve, consiste en reservar el semen en tu propia boca, besar a tu compañero y pasĂ¡rselo o jugar con Ă©l. Se trata de una fantasĂ­a poco usual, pero hay hombres a quienes les excita muchĂ­simo. AquĂ­ no hay medias tintas: vas a tragar tĂº, va a tragar Ă©l, y vais a acabar sucios y con el sabor en la boca, sĂ­. Y los juegos de ensuciarse, a veces son los mĂ¡s divertidos, asĂ­ que fuera prejuicios. Como dicen por ahĂ­, «¿cĂ³mo puedes decir que no te gusta si no lo has probado?». Y desde luego, si os da asco, no, no lo probĂ©is, pero si os da curiosidad, atreveos. Lo peor que puede pasar es que tengĂ¡is que lavaros los dientes despuĂ©s.

                Y hasta aquĂ­ llegamos, que no es poco. Y a vosotros, ¿os gusta u os excita que traguen vuestro semen? ¿Lo habĂ©is hecho? ¡DejĂ¡dmelo en comentarios!



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2 comentarios:

  1. Interesante tema. La gran mayorĂ­a de las chicas con las que he tenido sexo, ya fueran mis parejas habituales o un revolcĂ³n fortuito, no han sido muy partidarias de catar mi semen. Muchas ni querĂ­an hablar del tema, unas pocas aceptaban recepcionar en la boca para rapidamente expulsarlo y solo dos, hasta el momento, han demostrado disfrutar tanto de tragarlo como del embarro facial. Si te aseguro que ninguna de las tres decisiones fueron tomadas bajo coacciĂ³n y estoy totalmente de acuerdo con lo que dices de conversar y respetar los deseos de cada componente del acto.
    SerĂ­a curioso hacer una encuesta y tabular por edades, nivel educativo, nacionalidades, credos y otras variables.
    Como dato curioso quisiera añadir que de las dos que lo aceptaron de mĂ­, la que mĂ¡s siempre lo disfrutĂ³ tenĂ­a apenas 18 años y yo le doblaba la edad.
    Los comentarios que he leĂ­do tienen ya su tiempo. No sĂ© si aĂºn tienes tus publicaciones en Amazon. TratarĂ© de contactar para pedirte algunos consejos sobre mis inquietudes literarias "aparcadas" en gavetas fuera del alcance de mis hijos.

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    1. Gracias por leer y comentar :) Es cierto que en muchas ocasiones, las chicas mĂ¡s jĂ³venes, por tener otra cultura y otra concepciĂ³n del sexo mĂ¡s modernas, se avienen mĂ¡s a segĂºn quĂ© prĂ¡cticas que otras, pero no es una regla exacta

      SĂ­, sigo teniendo publicaciones en Amazon y, de hecho, he añadido mĂ¡s. Te dejo el enlace para que las veas, y mi blog estĂ¡ abierto para cualquier duda, consulta, etc. que quieras comentar conmigo:

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