«¿No me estarĂ¡ utilizando? ¿Y si me enamoro? ¿No es asqueroso hacerlo sin amor?». Una relaciĂ³n de follamistad puede ...

0 Comments

 

              



      «¿No me estarĂ¡ utilizando? ¿Y si me enamoro? ¿No es asqueroso hacerlo sin amor?». Una relaciĂ³n de follamistad puede plantearnos muchas dudas, propias y ajenas. Antes de aceptarla a lo loco, es mejor hacer un poquito de examen de conciencia y sopesar con sinceridad hacia nosotros mismos si las ventajas van a ser realmente superiores a los inconvenientes.

 

                «¿Es Ă©tico follar sin amor, sĂ³lo por placer?»

                AquĂ­ es necesario dejar sentado que la respuesta a esta pregunta depende sĂ³lo de las convicciones particulares de cada uno. Como dijo Atticus Finch (Matar un ruiseñor) «la moral es la Ăºnica cosa que no se atiene a la opiniĂ³n de la mayorĂ­a». En la ideologĂ­a judeocristiana nos han hecho creer que el sexo era privilegio sĂ³lo de los casados o, cuando menos, de las parejas estables. Todo lo que saliese de ahĂ­, era pecado, era desvirtuar un acto que estaba destinado sĂ³lo a la procreaciĂ³n y convertirlo en lujuria. Hay que decir que todavĂ­a hay quien piensa asĂ­ y, oye, mientras no pretenda imponer ese pensamiento a terceros, no hace mal a nadie tampoco. Desde un punto de vista mĂ¡s mundano tampoco han faltado ejemplos de personajes de cine o novelas que se han negado a practicar el sexo si no existĂ­a una relaciĂ³n romĂ¡ntica de por medio. Como dijo Woody Allen «el sexo sin amor es una experiencia vacĂ­a. Ahora, como experiencia vacĂ­a, es una de las mejores».

                Si el tener sexo sin amor es algo Ă©tico o no, es algo que sĂ³lo puedes decidir tĂº, y que sĂ³lo cuenta para ti. Si no te sientes a gusto acostĂ¡ndote con alguien por quien no sientes nada, no debes hacerlo. Si tu amigo no estĂ¡ a gusto, bajo ningĂºn concepto debes presionarle. Pero si ambos estĂ¡is cĂ³modos, adelante y disfrutad, no estĂ¡is haciendo ningĂºn daño a nadie, fuera remordimientos.

                ¿Es MI OPINIĂ“N lo que quieres?

                Para mĂ­, follar y hacer el amor son cosas tan distintas como lo son la charla de cortesĂ­a y una conversaciĂ³n Ă­ntima. Puedo hablar con cualquiera y disfrutar de una charlita insustancial, pero no con cualquiera tendrĂ© una conversaciĂ³n. Eso no quita el placer una charla banal, ni desvirtĂºa una buena conversaciĂ³n. En una palabra: que yo estoy a favor de la follamistad y no veo nada de inmoral entre dos personas que deciden pasar juntas un rato agradable.

 

                «¿Y si me enamoro? ¿Y si se enamora?»

                Aclaremos una cosa: el que tenga miedo a vivir, que no hubiera nacido. Dicho esto, que aparezca el amor en una relaciĂ³n de follamistad es algo que puede suceder y un riesgo que tenemos que correr. Seamos serios: podemos enamorarnos de un compañero de trabajo, de estudios, de un vecino y hasta de alguien con quien coincidimos a diario en el bus. Va a suceder. Y en la mayor parte de los casos no seremos correspondidos, nos darĂ¡n calabazas y sufriremos, hay que asumirlo. SĂ³lo un pequeño porcentaje de afortunados tienen suerte en el amor, pero que sufra nuestro corazĂ³n no implica que deba sufrir tambiĂ©n nuestro sexo.

                Si nos enamoramos de un amante y Ă©l o ella no sienten lo mismo, jamĂ¡s debemos forzar una relaciĂ³n que el otro no puede darnos. SĂ© que en ese tipo de situaciones nuestro corazĂ³n vuela, es muy fĂ¡cil hacerse ilusiones, pensar que nuestro compañero de juegos va a darse cuenta de todo lo bueno que tendrĂ¡ junto a nosotros y todo serĂ¡ perfecto, rosa y azul… AĂºn asĂ­, hay que intentar ser sensatos y decidir si realmente queremos continuar esa relaciĂ³n para gozar al menos de sexo ademĂ¡s de la amistad (el grado en que nos la den ya dependerĂ¡ de la relaciĂ³n), o si preferimos alejarnos para perderlo todo, pero a cambio conservar el corazĂ³n lo mĂ¡s intacto posible. Cada elecciĂ³n tendrĂ¡ sus ventajas e inconvenientes. SĂ³lo nosotros mismos podemos elegir. En una situaciĂ³n tan delicada, cualquier consejo externo serĂ¡ inĂºtil, servirĂ¡ sĂ³lo para equivocarnos. Nosotros mismos sabemos quĂ© queremos y quĂ© nos conviene mĂ¡s.




                Si nos sucede al contrario, si es nuestro amante el que tiene sentimientos romĂ¡nticos que nosotros no podemos corresponder, hemos de ser sinceros en nuestra posiciĂ³n. Nunca, jamĂ¡s, bajo ningĂºn concepto se juega con los sentimientos de la otra persona, no se le hace creer que le amamos cuando no es verdad, ni se le dan esperanzas de que en un futuro vaya a haber amor cuando sabemos que no va a haberlo sĂ³lo por tener el polvo asegurado. Es una bajeza y un acto ruin, por favor, nunca seĂ¡is esa persona que se cree muy lista por mentir a otra sĂ³lo para poder desahogarse cuando le apetece. Y aquĂ­ no me valen excusitas del tipo «es que a mĂ­ me lo hizo otra persona, es que esta persona me lo hizo a mĂ­ tambiĂ©n, es que no sĂ© si le quiero o no…». Si te lo hicieron a ti, sabes perfectamente cuĂ¡nto te doliĂ³, no hagas ese daño a otra persona; si tienes que pensarte si quieres a una persona, ya sabes que NO le quieres, el amor no hay que pensĂ¡rselo. AlĂ©jate y no hagas a otra persona lo que no te gustarĂ­a sufrir tĂº.

 

                «¿Y si alguien se entera?»

                ¿EstĂ¡is haciendo algo malo? Si los dos estĂ¡is solteros y sois mayores de edad, no tenĂ©is que rendir cuentas a nadie. Como digo yo misma: «en mi vida y en mi cama, meto a quien me da la gana». Puedo entender que no es lo mismo vivir en una ciudad que vivir en un pueblo de 500 habitantes en el que el deporte local es meterse en la vida del prĂ³jimo, ni es lo mismo quedar con alguien que vive a treinta kilĂ³metros que quedar con un vecino de tu mismo bloque y saber que doña Antonia la de al lado le aplica un estetoscopio a la pared para oĂ­r lo que hacĂ©is, lo sĂ©. Pero aquĂ­ volvemos al punto 1: si alguien (lĂ©ase vecinos, madres, hermanos mayores…) tienen un concepto de moral distinto del vuestro, que lo apliquen para SU vida y se comporten como crean mĂ¡s correcto, pero no tienen derecho a mandar en la vuestra. AsĂ­ que la cabeza bien alta.

 

                «¿No me estarĂ¡ utilizando?»

                PregĂºntate eso: ¿tĂº sientes que te estĂ¡n utilizando? Cuando quedas con tu follamigo, ¿lo pasas bien y te quedas en la gloria, feliz de la vida y en paz con el mundo? ¿O pasas un mal rato, piensas constantemente que no deberĂ­as hacerlo, no gozas y te avergĂ¼enzas de tu propia persona? Si tu pensamiento es el primero, ten calma: nadie estĂ¡ usando a nadie ahĂ­. Si tu pensamiento es el segundo, lamento decirte que esa relaciĂ³n no te hace ningĂºn bien. Ya sea porque tu moral no se adapta a ese tipo de relaciĂ³n (algo perfectamente lĂ­cito y normal, no te sucede nada malo por eso ni es preciso que cambies si no lo deseas. Cada quien debe vivir de forma que estĂ© en paz consigo mismo) o porque quizĂ¡s tu amante no te trata como tĂº quieres o como crees que deberĂ­a hacerlo, pero esa relaciĂ³n no te conviene. Recuerda que en toda interacciĂ³n humana en general y en el sexo en particular, los dos debĂ©is sentiros cĂ³modos y a gusto con vosotros mismos y con el otro. Si no es asĂ­, algo estĂ¡ fallando y es preciso hablarlo para resolverlo cuanto antes… o cortar antes de alguien se haga daño.





                «He tenido varios follamigos. ¿Eso es malo si despuĂ©s quiero tener una relaciĂ³n seria?»

                Rotundamente NO. Seas hombre, mujer, hetero, bisexual, homosexual, trans… no. ¡Tu valor como persona no viene definido por la cantidad de amantes que hayas tenido! No eres mejor ni peor por haber tenido muchos, pocos o ningĂºn encuentro sexual en tu vida. Lo que cuenta para una relaciĂ³n seria es -lo primero- que ames a tu pareja y a la recĂ­proca. Lo segundo, que seas una persona de buen trato, de fiar, amable, educada, generosa, que sepas escuchar… cualidades todas que nada tienen que ver con tu historial sexual y que realmente son importantes. Si una persona nos prejuzga como «no aptos para una relaciĂ³n seria» porque no hemos vivido recluidos en un monasterio, es esa persona quien no es buena para tener una relaciĂ³n.

 

                Tener un amante o una relaciĂ³n de follamigos es algo que puede reportarnos muchos buenos ratos. El que los sentimientos estĂ©n exentos o limitados en ella, no implica que no puedan llegar y desbaratarlo todo, pero, ¿quĂ© relaciĂ³n hay sin riesgos? Lo que siempre hemos de tener presente es que hemos de cuidar al otro, a nosotros mismos, comunicarnos y tomar precauciones. ¿Has tenido alguna relaciĂ³n de este tipo? ¿Tienes alguna pregunta? ¡DĂ©jamelo en comentarios!



You may also like

No hay comentarios: